Internado desde aquella noche devastadora en el Hospital Salvador B. Gautier, Reyes fue mantenido bajo diagnóstico reservado mientras batallaba por su vida.
Su esposa, Josefina Quezada de Reyes, compartió conmovida el trayecto emocional que han vivido como familia.
“Él está recuperándose satisfactoriamente, gracias primero a Dios y luego a los doctores que hicieron todo lo posible para salvarle la vida”, expresó.
La cercanía del señor Bartolo con los propietarios del centro nocturno también salió a relucir. “Han estado de la mano con nosotros, dándonos apoyo constante”, aseguró la señora Quezada, quien afirmó que el vínculo entre ellos iba más allá de una simple relación laboral.
En paralelo, Jennifer Taveras, joven de 24 años también afectada por el desplome, continúa interna en la sala de cirugías plásticas del mismo centro hospitalario.
Según el jefe de cirugía, Dr. Severo Mercedes, “la paciente está estable y bajo vigilancia médica, esperando determinar el procedimiento quirúrgico definitivo que necesita”.
Mientras tanto, en el Hospital Traumatológico Ney Arias Lora, otra sobreviviente aún permanece ingresada en la unidad de cuidados intensivos, en condición delicada. Ese centro atendió inicialmente a 22 personas tras el colapso del techo del icónico centro nocturno.
A más de seis semanas del incidente que estremeció a todo el país, las heridas físicas comienzan a sanar, pero las preguntas sobre las responsabilidades del caso siguen latentes.
La firma legal Plutarco Jáquez ha solicitado a la Procuraduría General de la República, mediante instancia formal, que se active la acción pública contra Antonio Espaillat, propietario del establecimiento, por presunta omisión.
La solicitud fue dirigida directamente a Yeni Berenice Reynoso, procuradora adjunta, con el fin de que el proceso legal avance y se esclarezca el contexto que permitió que una estructura con décadas de historia colapsara sin previo aviso, dejando una estela de dolor que aún no encuentra consuelo ni justicia.

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