Desde la ciudad de Nueva York, Rosanna Reyes relata cómo pasó de enfrentar una situación económica complicada a liderar un emprendimiento gastronómico reconocido entre personas de distintas nacionalidades. Su proyecto, conocido como “La Cocina de Rosy”, nació a través de la plataforma TikTok y actualmente funciona como un servicio de almuerzos y atención a eventos, el cual ha superado la capacidad inicial de producción.
Rosanna Reyes es originaria de Hincha, Moca, y desde 2014 reside en Estados Unidos. En 2022, durante un período marcado por la inestabilidad económica y la falta de empleo, decidió iniciar su negocio de manera improvisada tras recibir una sugerencia constante de una usuaria en redes sociales. En ese momento, solo contaba con una tarjeta de crédito, su experiencia culinaria casera y el respaldo de su esposo, quien aún colabora en la edición de los videos y en la logística diaria del proyecto.
“La Cocina de Rosy” funciona desde su residencia en Nueva York. Allí prepara comidas todos los días, ofrece entregas a domicilio y asiste a celebraciones mediante servicios de catering. Además, ha formado una comunidad digital privada en la que enseña a otras mujeres a preparar recetas dominicanas paso a paso.
Este proyecto surgió no únicamente como respuesta a necesidades económicas, sino también como un esfuerzo por preservar las tradiciones culinarias dominicanas en el extranjero. Reyes ha logrado atraer no solo a clientes de la comunidad dominicana, sino también a personas originarias de Colombia, Ecuador, Panamá y Estados Unidos, quienes han encontrado en su propuesta un vínculo con sus raíces o una nueva experiencia gastronómica.
En sus propias palabras, Rosanna recuerda: “Empezamos con miedo y una tarjeta de crédito”. Esta frase resume los inicios del proyecto, cuando los recursos eran escasos y no existía una planificación formal. Su acercamiento a la cocina se remonta a la niñez en Moca, donde aprendió junto a su madre y su abuela. Desde los ocho años cocinaba platos típicos, y recuerda con humor: “Hasta mis espaguetis llevaban papas”.
Antes de dedicarse completamente a este emprendimiento, trabajó durante cinco años en una tienda, empleo que dejó tras la pandemia. Durante ese tiempo difícil, encontró en la cocina y en su comunidad virtual una forma de avanzar. Gracias a la viralidad de sus videos, empezó a recibir solicitudes de clientes y así consolidó su negocio.
Hoy, su menú incluye comidas como chuletas, longaniza, pechugas al horno, habichuelas guisadas y costillas, preparados con sazones naturales elaborados por ella misma. Estos ingredientes refuerzan la autenticidad de cada plato. Aunque trabaja desde casa, ha llegado a atender eventos de hasta 250 personas y, en varias ocasiones, ha debido rechazar pedidos debido a limitaciones de espacio.
Sus planes inmediatos incluyen abrir un local físico en Nueva York. A mediano plazo, Rosanna también proyecta participar en un programa culinario televisivo. En paralelo, continúa compartiendo sus conocimientos mediante clases virtuales, fomentando la autonomía alimentaria en mujeres interesadas en la cocina tradicional.
“Si tú no cocinas, llámame y yo te cocino, te la llevo y hasta te la sirvo”, declara con firmeza. Su historia refleja el esfuerzo constante de quienes han emigrado y han encontrado en su pasión una vía para transformar su realidad y contribuir a su comunidad.
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