El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el epicentro del movimiento telúrico se ubicó a aproximadamente 134 kilómetros al sudeste de Petropávlovsk, con una profundidad de 19.3 kilómetros. Esta información incrementó de inmediato la posibilidad de que se generen oleajes significativos en áreas costeras del océano Pacífico, encendiendo las alarmas en diversos países de Asia y América.
Este evento sísmico ya ha sido clasificado como el duodécimo más potente registrado en la historia moderna, lo cual ha activado los protocolos de emergencia en múltiples territorios. Las autoridades se mantienen en alerta ante cualquier señal de amenaza marítima que pueda poner en riesgo a las comunidades costeras en varias regiones del mundo, especialmente aquellas más cercanas al epicentro.
Pese a que hasta ahora no se han reportado pérdidas humanas, se confirmó que un jardín infantil situado en una zona remota de Siberia fue afectado por las vibraciones, aunque la baja densidad de población en ese lugar evitó que el impacto fuera mayor. La evaluación de daños continúa en curso por parte de los organismos competentes en la región.
El Centro de Advertencia de Tsunamis del Pacífico (PTWC) sigue analizando la amenaza de olas de gran tamaño. Mientras tanto, las autoridades de Alaska y Hawái han declarado alertas activas, recomendando a sus habitantes mantenerse informados y preparados para posibles instrucciones de evacuación en caso de que las condiciones oceánicas así lo requieran.
Por su parte, Japón emitió alertas preventivas en zonas específicas como Hokkaido, Aomori y Miyagi. Se estima que podrían producirse olas de hasta tres metros, por lo que la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ha instado a la población a mantenerse alejada de la costa. “Los tsunamis golpean repetidamente. No se aproximen a la costa hasta que la alerta sea definitivamente levantada”, indicó el comunicado oficial.
En Sudamérica, las autoridades chilenas han iniciado monitoreos constantes del comportamiento del océano. Aunque no se ha anunciado una evacuación formal, se advierte que las olas, desplazándose a velocidades cercanas a 800 kilómetros por hora, podrían alcanzar las costas del país en aproximadamente diez horas, dependiendo de la evolución marítima observada.
La magnitud inicial del evento fue estimada en 8.0 Mw, sin embargo, fue reajustada a 8.7. Este valor lo sitúa como uno de los fenómenos más intensos de las últimas décadas, siendo superado únicamente por el terremoto registrado en Japón en 2011, que alcanzó una magnitud de 8.9 Mw y generó consecuencias de alto impacto en ese país.
Desde este momento, diversas naciones que tienen costas sobre el océano Pacífico se mantienen en constante vigilancia. Las autoridades internacionales han reforzado la coordinación para intercambiar información en tiempo real y actuar de forma preventiva en caso de que el comportamiento oceánico confirme la llegada de olas peligrosas.



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