Atlanta, Georgia. Con un swing preciso y un destino claro hacia la historia, Juan Soto volvió a escribir su nombre en letras doradas en las Grandes Ligas al conectar su imparable número 1,000, uniéndose a un grupo élite reservado solo para leyendas del béisbol.
La noche del jueves, en el Truist Park de Atlanta, frente a los ojos de miles de fanáticos y bajo la presión de una cuenta de 2-2, el jardinero dominicano de los New York Mets enfrentó al estelar lanzador Spencer Strider.
Con autoridad, conectó un slider de 84.9 MPH hacia el jardín derecho, marcando un nuevo capítulo en su carrera al alcanzar esta emblemática cifra antes de cumplir los 27 años.
A partir de este batazo, Soto se convirtió en el tercer jugador en la historia de la MLB en alcanzar al menos 1,000 hits, 200 jonrones y 700 bases por bolas antes de los 27, colocándose junto a íconos inmortales como Mickey Mantle y Mel Ott.
Un reconocimiento que fue celebrado por el público de Atlanta con aplausos espontáneos, aún tratándose de un pelotero visitante.
Con tan solo 26 años, Soto mantiene una carrera tan consistente como imponente. En la temporada 2025, su línea ofensiva muestra un promedio de bateo de .251, con 14 jonrones, 37 carreras impulsadas, 52 anotadas y 8 bases robadas, además de un OBP de .389 y un OPS de .853.
Más allá de las cifras, su presencia sigue siendo determinante en el corazón de la alineación metropolitana.
El hito de este jueves también tiene repercusiones para la historia del béisbol dominicano: Soto ya ocupa el puesto 64 entre los quisqueyanos con más hits en las Mayores, a solo 29 imparables de alcanzar a Frank Taveras.
Cada batazo lo acerca más a los nombres que han definido la identidad de República Dominicana en el deporte estadounidense.
Desde su llegada a los Mets, las expectativas alrededor de Soto han sido tan altas como su talento, y aunque los números fluctúan, su capacidad para combinar paciencia, poder y disciplina en el plato lo convierten en un referente ofensivo de su generación. Su impacto va más allá del campo: representa una inspiración para futuras promesas del Caribe.
Este nuevo logro reafirma su estatus como uno de los jugadores más jóvenes en alcanzar cifras históricas y lo proyecta, con paso firme, hacia un legado que podría llevarlo algún día al Salón de la Fama.



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