Santo Domingo.– La historia de Nelson Félix Miranda Hermida refleja una de las fallas más preocupantes del sistema judicial dominicano: la falta de consecuencias efectivas frente a los casos de violencia doméstica. Este exmiembro de la Policía Nacional, con un historial de acciones violentas, protagonizó un lamentable suceso en el sector El Milloncito, donde el pasado domingo dejó de existir junto a su esposa, Mayira Martínez Romero, y su suegra, Dorith Romero, tras un episodio que puso fin a casi cinco décadas de conflictos.
Según un reportaje de N Digital, Nelson Félix, de 79 años, acumulaba antecedentes relacionados con ofensas y acciones violentas desde la década de 1970. En 1978, fue señalado como responsable de la pérdida de su primera esposa, Ana Argelia Breo, a quien perjudicó físicamente con un objeto de fuego en víspera de Nochebuena, cuando ella tenía apenas 22 años. A pesar de las pruebas, solo cumplió alrededor de dos años de prisión preventiva, presuntamente beneficiado por influencias dentro del cuerpo policial.
Registros de la época también señalan que, ocho años antes de aquel hecho, el entonces segundo teniente fue acusado de participar en un asalto armado a una sucursal del Royal Bank of Canada, donde sustrajeron 83,000 pesos. Aunque fue señalado como uno de los autores materiales, el caso terminó descargado por “insuficiencia de pruebas”, lo que marcó el inicio de una serie de decisiones judiciales que lo dejaron en libertad en repetidas ocasiones.
En 1987, su nombre volvió a aparecer vinculado a otro acto violento: un atentado contra Eugenio Díaz Pérez, en el cual resultó fenecida Yanira Urraca Jiménez, hijastra de un testigo en un proceso judicial contra un diputado. Pese a la gravedad del suceso, el proceso no concluyó con una condena definitiva.
La abogada Taten Brache, especialista en derechos humanos, señaló que este caso constituye “una cadena de impunidad institucional” que permitió que una persona con antecedentes tan serios continuara portando elementos de fuego y llevando una vida cotidiana, hasta protagonizar un nuevo desenlace lamentable.
De acuerdo con el informe policial, el pasado domingo Nelson Félix llamó por teléfono a su hijo, fruto de su primer matrimonio, para que acudiera a la vivienda. Cuando este llegó, encontró a su madre y abuela sin aliento, mientras su padre yacía con compromiso respiratorio por una herida autoinfligida. En el lugar se hallaron un objeto de fuego calibre 9 mm, seis casquillos, dos teléfonos y una carta escrita a mano.
El documento, incorporado al expediente, mencionaba celos y conflictos conyugales, aunque expertos aclararon que tales alegatos son característicos de relaciones marcadas por violencia persistente. Brache enfatizó que “la defensa propia nunca aplica en estos casos; lo que existe es un entramado de justificaciones para encubrir pérdidas de mujeres que pudieron evitarse si la justicia actuaba oportunamente”.
Familiares de las víctimas afirmaron que Nelson Félix había sido denunciado en múltiples ocasiones por episodios de violencia y mensajes intimidantes sin que las autoridades intervinieran. Vecinos del sector señalaron que “el hombre se movía con una sensación de intocabilidad”, lo que incrementaba el temor en la comunidad.
El caso ha provocado amplia indignación y reabre el debate sobre la responsabilidad institucional en la prevención de la violencia intrafamiliar, en especial cuando los implicados son exagentes o personas con conexiones dentro de los organismos del orden. La historia de Nelson Félix Miranda Hermida resume cuarenta y siete años de advertencias, denuncias y omisiones que concluyeron en la pérdida de cuatro vidas, convirtiéndose en un símbolo del costo humano que deja la falta de consecuencias judiciales en República Dominicana.
VIDEO
En el foco